domingo, 28 de septiembre de 2014

Jueces incorruptibles


Estaban obligados los jueces a no recibir dádivas ni cohechos, ni cosa que oliese a presente y regalo. Porque el que en algo de esto era comprendido, moría por ello sin remisión, no habiendo se ser aceptadores de personas sino que igualmente habían de partir la justicia, dando a cada uno la parte de ella que le venía, según su recta distribución, que es condición necesaria y una de las partes en que se divide, según en este mismo libro.
 Si se hallaba que algún juez recibía presentes o dádivas y por esta razón que se inclinaba más  a la parte que te tenía cohechado que a la otra que  tenía justicia, o si por ventura cometía otro cualquier defecto, o si se emborrachaba los jueces le reprendían entre sí de una hasta tres veces con desabrimiento y aspereza. Y si a la tercera monición no se enmendaba, le trasquilaban el cabello( castigo muy grave entre ellos) y con grande ignominia y confusión le privaban del oficio.
En confirmación de lo dicho, se dice del rey Nezahualpilli que como uno de sus jueces favoreciese contra justicia a un señor contra un pobre plebeyo y labrador en cierto pleito que entre sí trataban, sentenciado por el principal y señor y condenando al labrador por pobre, que hizo nueva averiguación, y hallando ser la justicia del pobre y no del rico, no sólo le privó del oficio al juez, pero le mandó ahorcar. Y así se hizo y dio sentencia por el pobre y le metió en posesión de sus bienes. Pag. 107, Fray Juan de Torquemada.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Biografia del General Don Porfirio Díaz Mori




Nací en la ciudad de Oaxaca el 15 de septiembre de 1830. Mi padre fue José Faustino Díaz y mi madre, su esposa, Petrona Mori. Aunque de origen español, mi padre era de los que llamamos raza criolla, es decir, con alguna mezcla de sangre india. Mis abuelos paternos fueron Manuel Díaz y Marcela Bohórquez, ambos de Oaxaca; y mis abuelos maternos Mariano Mori y Tecla Cortés, de Yodocono.
Mi bisabuelo materno vino de Asturias y se casó con una india del pueblo de Yodocono, parroquia de Tilantongo, Distrito de Nochistlán, del Estado de Oaxaca; de manera que mi madre tenía media sangre india de raza mixteca. Después de algún tiempo mis abuelos maternos se establecieron en la ciudad de Oaxaca en donde se casó mi madre. Mi padre era herrador y veterinario de profesión y antes de casarse, siendo muy joven, había servido en un Regimiento como mariscal.
Cuando mi padre se casó, por el año de 1808, era dependiente de una empresa de minas que tenía las haciendas de beneficio de metales y minas anexas de Cinco Señores, San José y el Socorro, situadas en el Distrito de Ixtlán, llamado hoy Villa Juárez porque en uno de sus pueblos, San Pablo Guelatao, nació Don Benito Juárez. Esas haciendas pertenecían a la catedral de Oaxaca: más tarde las arrendó una compañía inglesa y por último, siendo yo jefe político de Ixtlán, se las adjudiqué al Lic. Don Miguel Castro, quien las denunció en virtud de las leyes de Reforma que nacionalizaron los bienes de la iglesia.
Mi padre era dependiente de confianza de la compañía minera, y con una pequeña escolta que él mismo había armado, conducía plata de las haciendas a Oaxaca, y de retorno, dinero para las rayas. El General Don Vicente Guerrero dio a mi padre, durante la guerra de Independencia, un nombramiento de capitán, por haberle servido como mariscal o veterinario.
Mi padre era pobre cuando se casó. Mirando que a su mujer no le gustaba vivir en la sierra de Ixtlán, se lanzó a correr fortuna y se trasladó a la costa que el Estado de Oaxaca tiene en el Pacífico, sin más fondos que el valor de los caballos y mulas con que llegó al Distrito de Ometepec: se estableció en él y se decidió a sembrar caña de azúcar. Vio que el terreno era a propósito para ese cultivo y arrendó una extensión de tierras del pueblo de Xochistlahuaca, pagando por toda renta unas cuantas libras de cera al año, para la


uno de sus pueblos, San Pablo Guelatao, nació Don Benito Juárez. Esas haciendas pertenecían a la catedral de Oaxaca: más tarde las arrendó una compañía inglesa y por último, siendo yo jefe político de Ixtlán, se las adjudiqué al Lic. Don Miguel Castro, quien las denunció en virtud de las leyes de Reforma que nacionalizaron los bienes de la iglesia.


Mi padre era dependiente de confianza de la compañía minera, y con una pequeña escolta que él mismo había armado, conducía plata de las haciendas a Oaxaca, y de retorno, dinero para las rayas. El General Don Vicente Guerrero dio a mi padre, durante la guerra de Independencia, un nombramiento de capitán, por haberle servido como mariscal o veterinario.


Mi padre era pobre cuando se casó. Mirando que a su mujer no le gustaba vivir en la sierra de Ixtlán, se lanzó a correr fortuna y se trasladó a la costa que el Estado de Oaxaca tiene en el Pacífico, sin más fondos que el valor de los caballos y mulas con que llegó al Distrito de Ometepec: se estableció en él y se decidió a sembrar caña de azúcar. Vio que el terreno era a propósito para ese cultivo y arrendó una extensión de tierras del pueblo de Xochistlahuaca, pagando por toda renta unas cuantas libras de cera al año, para la fiesta del Santo Patrón de aquel pueblo. Hizo desmontes y sembró caña. Tenía dificultad para pagar mozos porque contaba con poco dinero, y él mismo construyó su trapiche. Era hombre atrevido y emprendedor, y le gustaba afrontar y vencer dificultades.


Ocurrió un incidente que le permitió ganar algún dinero. Un ganado cabrío que pastaba por aquellos campos, se envenenó probablemente con algunos pastos, y empezaron a morirse centenares de cabezas. Sabedor de esto mi padre fue, con los pocos hombres de que pudo disponer, a quitar violentamente pieles porque se descomponían pronto, comprometiéndose los pastores a darle la mitad de las pieles que quitara; se hizo dueño de muchas pieles por este medio, y compró las demás a muy bajo precio, quedándose al fin con todas, y entonces le ocurrió la idea de curtirlas. Se puso a buscar libros para ver cómo se hacía esa operación, y estableció allí una curtiduría con muchas dificultades, porque no tenía material con que hacer las tintas ni las substancias necesarias para la operación. Labró en una roca una gran taza para las operaciones consiguientes; quemó piedra para hacer cal, y suplió el salvado que se usa

en las curtidurías, con la fécula del arroz, que obtuvo de un molino construido por él mismo y a su manera.
fiesta del Santo Patrón de aquel pueblo. Hizo desmontes y sembró caña. Tenía dificultad para pagar mozos porque contaba con poco dinero, y él mismo construyó su trapiche. Era hombre atrevido y emprendedor, y le gustaba afrontar y vencer dificultades.

Ocurrió un incidente que le permitió ganar algún dinero. Un ganado cabrío que pastaba por aquellos campos, se envenenó probablemente con algunos pastos, y empezaron a morirse centenares de cabezas. Sabedor de esto mi padre fue, con los pocos hombres de que pudo disponer, a quitar violentamente pieles porque se descomponían pronto, comprometiéndose los pastores a darle la mitad de las pieles que quitara; se hizo dueño de muchas pieles por este medio, y compró las demás a muy bajo precio, quedándose al fin con todas, y entonces le ocurrió la idea de curtirlas. Se puso a buscar libros para ver cómo se hacía esa operación, y estableció allí una curtiduría con muchas dificultades, porque no tenía material con que hacer las tintas ni las substancias necesarias para la operación. Labró en una roca una gran taza para las operaciones consiguientes; quemó piedra para hacer cal, y suplió el salvado que se usa en las curtidurías, con la fécula del arroz, que obtuvo de un molino construido por él mismo y a su manera.
Con algunos centenares de pieles curtidas de que hizo buenos cordobanes, se dirigió a un lugar de la costa a donde supo que se esperaba un buque contrabandista, al que acudieron otros muchos compradores de mercancías, pues la guerra de Independencia no permitía al Gobierno cuidar sus costas; cambió sus cordobanes por varios efectos, y después de haberse provisto de los que necesitaba, puso una tienda en el pueblo de Xochistlahuaca.
Así pudo hacerse de algún dinero, y con él montó un pequeño ingenio y vivió allí de ocho a diez años. Cuando sus hijos comenzaron a crecer, hablo de los que me precedieron, comprendió la necesidad de educarlos; realizó todo lo que tenía en la costa y se fue a Oaxaca: tomó en arrendamiento una casa en que estableció una posada que se llamó el Mesón de la Soledad, en donde puso su banco de herrador y su hospital de veterinaria, y compró dos pequeñas casas, una cerca de la iglesia de Guadalupe y la otra junto al convento de la Merced. En ésta estableció una curtiduría y arrendaba la otra.
Como traía algún capital que le había producido su trabajo en la costa, compró también un terreno en la hacienda de Tlanichico,
Con algunos centenares de pieles curtidas de que hizo buenos cordobanes, se dirigió a un lugar de la costa a donde supo que se esperaba un buque contrabandista, al que acudieron otros muchos compradores de mercancías, pues la guerra de Independencia no permitía al Gobierno cuidar sus costas; cambió sus cordobanes por varios efectos, y después de haberse provisto de los que necesitaba, puso una tienda en el pueblo de Xochistlahuaca.

Así pudo hacerse de algún dinero, y con él montó un pequeño ingenio y vivió allí de ocho a diez años. Cuando sus hijos comenzaron a crecer, hablo de los que me precedieron, comprendió la necesidad de educarlos; realizó todo lo que tenía en la costa y se fue a Oaxaca: tomó en arrendamiento una casa en que estableció una posada que se llamó el Mesón de la Soledad, en donde puso su banco de herrador y su hospital de veterinaria, y compró dos pequeñas casas, una cerca de la iglesia de Guadalupe y la otra junto al convento de la Merced. En ésta estableció una curtiduría y arrendaba la otra.
Como traía algún capital que le había producido su trabajo en la costa, compró también un terreno en la hacienda de Tlanichico, donde estableció un plantío de magueyes, y él administraba en Oaxaca el mesón que tenía y servía su banco de herrador.
En los últimos años de la vida de mi padre se hizo muy místico en Oaxaca sin ser fanático; era un católico muy ferviente. Rezaba mucho y aun llegó a usar un traje monacal de los terceros de San Francisco, aunque no había recibido ninguna orden eclesiástica.

El bienestar de la familia terminó con la muerte de mi padre, ocurrida en el año de 1833, en que fue atacado del cólera. Apenas tenía yo entonces dos años y unos cuantos meses. Los pocos bienes que dejó mi padre, los consumió mi madre en la subsistencia y educación de la familia. Recuerdo que ella manejó el mesón algunos años y que esto le ayudaba en sus gastos, y si su aptitud de mujer no le permitió aumentar el haber paterno, su buen juicio y sus deberes de madre le proporcionaron la manera de prolongar por mucho tiempo aquellos escasos recursos. Cuando las circunstancias se lo exigieron, fue vendiendo sus fincas en pequeños abonos, algunas veces hasta de diez pesos al mes, y así pudimos afrontar las necesidades de la vida, mientras que yo cumplí diez y ocho años y tomé a mi cargo la subsistencia y educación de la familia.
donde estableció un plantío de magueyes, y él administraba en Oaxaca el mesón que tenía y servía su banco de herrador.
En los últimos años de la vida de mi padre se hizo muy místico en Oaxaca sin ser fanático; era un católico muy ferviente. Rezaba mucho y aun llegó a usar un traje monacal de los terceros de San Francisco, aunque no había recibido ninguna orden eclesiástica.
El bienestar de la familia terminó con la muerte de mi padre, ocurrida en el año de 1833, en que fue atacado del cólera. Apenas tenía yo entonces dos años y unos cuantos meses. Los pocos bienes que dejó mi padre, los consumió mi madre en la subsistencia y educación de la familia. Recuerdo que ella manejó el mesón algunos años y que esto le ayudaba en sus gastos, y si su aptitud de mujer no le permitió aumentar el haber paterno, su buen juicio y sus deberes de madre le proporcionaron la manera de prolongar por mucho tiempo aquellos escasos recursos. Cuando las circunstancias se lo exigieron, fue vendiendo sus fincas en pequeños abonos, algunas veces hasta de diez pesos al mes, y así pudimos afrontar las necesidades de la vida, mientras que yo cumplí diez y ocho años y tomé a mi cargo la subsistencia y educación de la familia.
Mi padre tuvo siete hijos: cuatro varones y tres mujeres. Primero nació una mujer llamada Desideria; después dos hombres, Cayetano y Pablo; luego otras dos mujeres, Manuela y Nicolasa, después yo y al fin Félix.
Cayetano y Pablo murieron en la infancia. Desideria se casó, y murió en 1867 de cosa de 58 años de edad. Su marido fue Antonio Tapia, de Acatlán, y tuvo varios hijos de los cuales le sobrevivieron dos hijas: María de Jesús y Amada. Las dos se casaron y la mayor, María de Jesús, fue esposa del Lic. Ignacio Muñoz. Tuvo tres hijos, que yo he adoptado como míos: Ignacio, María y José. De los varones, el mayor, es capitán de Estado Mayor facultativo del Ejército y el menor, José, es ahora cabo alumno del Colegio Militar y saldrá despachado como Teniente a fines de este año (1892) que acabará su carrera en el Colegio Militar. Amada se casó con José Castillo y sus hijos murieron en la infancia.
Manuela murió en 1856 de 27 años de edad. Dejó una hija, Delfina, nacida en 1843, que fue mi primera esposa y falleció en 1880. Nos casamos en 1867 y tuvimos ocho hijos de ese matrimonio; pero solamente sobreviven Porfirio, nacido en 1874 y Luz en 1875.
Mi padre tuvo siete hijos: cuatro varones y tres mujeres. Primero nació una mujer llamada Desideria; después dos hombres, Cayetano y Pablo; luego otras dos mujeres, Manuela y Nicolasa, después yo y al fin Félix.
Cayetano y Pablo murieron en la infancia. Desideria se casó, y murió en 1867 de cosa de 58 años de edad. Su marido fue Antonio Tapia, de Acatlán, y tuvo varios hijos de los cuales le sobrevivieron dos hijas: María de Jesús y Amada. Las dos se casaron y la mayor, María de Jesús, fue esposa del Lic. Ignacio Muñoz. Tuvo tres hijos, que yo he adoptado como míos: Ignacio, María y José. De los varones, el mayor, es capitán de Estado Mayor facultativo del Ejército y el menor, José, es ahora cabo alumno del Colegio Militar y saldrá despachado como Teniente a fines de este año (1892) que acabará su carrera en el Colegio Militar. Amada se casó con José Castillo y sus hijos murieron en la infancia.
Manuela murió en 1856 de 27 años de edad. Dejó una hija, Delfina, nacida en 1843, que fue mi primera esposa y falleció en 1880. Nos casamos en 1867 y tuvimos ocho hijos de ese matrimonio; pero solamente sobreviven Porfirio, nacido en 1874 y Luz en 1875.
Nicolasa se ha casado dos veces: primero con el Coronel Don Vicente Lebrija y después con el Coronel Don Francisco Borjes. De ninguno de los dos matrimonios ha tenido hijos. Solamente vivieron conmigo las dos mujeres que me precedieron y mi hermano Félix, quien se casó en 1868 con Doña Rafaela Varela y tuvo dos hijos, un varón y una niña, quienes murieron en la infancia. Después hablaré de mi hermano que falleció en 1872 y llegó a ser General en el Ejército y Gobernador del Estado de Oaxaca.
Mi madre murió en 1859. Estaba yo a la sazón en Tehuantepec, cuando las necesidades del servicio me hicieron venir a Oaxaca, en donde permanecí dos días solamente. La encontré enferma; pero ignoraba su gravedad por una parte, y por otra las exigencias del servicio militar no me permitieron diferir mi marcha. No tuve el consuelo de verla morir, pues falleció dos días después de mi salida de Oaxaca. Obra de Matias Romero. Memorias de Porfirio Díaz
 
 

domingo, 14 de septiembre de 2014

Fray Francisco de Burgoa


En el siglo XVII vivió un personaje célebre en Oaxaca, a quien el Estado, la Patria y las letras, le deben mucho, el dominico Fray Francisco de Burgoa. Fue un sabio de excepcional talento y un historiador concienzudo y diligente, la descripción de muchas ceremonias y costumbres, hoy extintas, así como también las principales noticias de monumentos, civilización y reliquias, antiguas, se le deben a él. Habiendo sido nombrado Pro
vincial de su orden, pudo viajar y hacer personalmente sus inquisiciones históricas. Historia Científica de Oaxaca. de Lic. Manuel Brioso y Candiani.

LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO


La Revolución Francesa de 1792 y la independencia de las colonias inglesas de la América del Norte produjeron en México una revolución moral mucho más poderosa y terrible que todas las otras ocurridas hasta entonces.
En vano la política española procuró ocultar tales hechos a los mexicanos; en vano pretendió, cuando ya no pudo ocultarlos, desfigurarlos hasta el extremo de querer persuadir al pueblo mexicano de que los Estados Unidos, después de su independencia, eran una horda de forajidos, sin moralidad, sin religión y sin Dios, y de que la Revolución Francesa no era mas que un execrable atentado contra la justicia, contra la razón, contra la humanidad y contra la Divinidad.
La verdad fue poco a poco haciéndose conocer, y los mexicanos llegaron a persuadirse de que la Revolución Francesa era en principio el triunfo de la razón sobre la fuerza, y de que los Estados Unidos eran una nación que, en virtud de su independencia, caminaba rápidamente a la prosperidad y a la grandeza.
El conocimiento de estas verdades acabó de arraigar en México el deseo de sacudir el yugo de la metrópoli. Obra de Lic. Manuel Brioso y Candiani.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

LO QUE DEBEN SABER LOS GOBERNANTES.



LO QUE DEBEN DE SABER LOS GOBERNANTES

No es de poca importancia para un príncipe la elección de los ministros, los cuales son buenos o no, según la prudencia del príncipe. La primera conjetura sobre el cerebro de un señor se hace al ver a los hombres que tienen a su alrededor; cuando son capaces y leales, siempre se le puede reputar de sabio, porque ha sabido reconocerlos capaces y mantenerlos fieles; mas cuando son de otro modo, siempre puede uno formarse un mal juicio sobre él, porque el primer error que comete, lo comete en esta elección.
No había nadie que conociese  a micer Antonio de Venafro como ministro de Pandolfo Petrucci, príncipe de Siena, que no juzgase  a Pandolfo de ser un hombre valiosísimo, por tener a aquél por ministro. Y puesto que hay tres géneros de cerebros: uno cuando entiende por sí mismo, otro que discierne aquello que otros entienden, el tercero que no entiende ni por sí ni por otros; el primero es excelentísimo, el segundo, excelente, el tercero inútil; convenía por tanto, necesariamente, que si Pandolfo no estaba en el primer grado, estuviese en el segundo; porque, todavez que alguien tiene talento para conocer el bien o el mal que uno hace o dice, aun cuando por sí mismo no tenga éstas y corrige las otras; y como el ministro no puede esperar engañarlo, se mantiene fiel. Más de cómo un príncipe puede conocer al ministro he aquí un modo  que no faslla nunca. Cuando veas que el ministro piensa más en él que en ti, y que en todas las acciones busca su propia utilidad, semejante sujeto jamás será un buen ministro, y de él jamás podrá fiarte; porque quien tiene el Estado de uso en sus manos, no debe pensar nunca en sí mismo, sino siempre en el príncipe, ni recordarle nunca cosas que no pertenezcan a éste. Y por otra parte, el príncipe, para mantenerlo fiel, debe pensar en el ministro, honrándolo, haciéndolo rico, obligandolo con él, confiriéndole honores y cargos, de manera que comprenda que no puede estar sin él;y que los muchos honores no le hagan desear más honores, las muchas riquezas, los muchos cargos le hagan temer los cambios. Así pues, cuando los ministros y los príncipes respecto de los ministros proceden así, pueden confiar unos en otros; pero cuando proceden de otra manera, siempre el final será dañino o para unos o para otros. Maquiavelo.

martes, 9 de septiembre de 2014

SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN



SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

LA PRIMERA SALA DE LA S.C.J.N. DETERMINÓ QUE ES INCONSTITUCIONAL QUE EL S.A.T. EMBARGUE EN FORMA PRECAUTORIA , CUENTAS, DE AHORRO, CONTRATOS, CHEQUES, O CUALQUIER OTRO BIEN, CUANDO EL CONTRIBUYENTE IMPIDA O NIEGUE A LA AUTORIDAD REVISAR SU COMPROBACIÓN FISCAL.

domingo, 7 de septiembre de 2014

LEYENDA MIXTECA



A los Mixtecas les atribuye la tradición un origen simbólico y fantástico, pues según lo que referían los mas ancianos, este numero grupo étnico, los primeros pobladores afirmaban que procedían de la unión de dos árboles gigantescos que crecían junto a un río, en el fondo de una cueva. Se ha señalado tres distintos lugares para indicarr este sitio: Achiutla, Apoala y Sosola. Probablemente fue Achiutla el lugar donde nació esta leyenda. 
Existe, además, entre los Mixtecas, otra importante tradición, por la gran relación que guarda con la historia de esa región del Estado, habitada por hombres fuertes y valerosos, dueños de las montañas, que llegaron a vencer a los mexicanos en varias batallas. 
En esta leyenda figura un personaje llamado MIXTECATL, de que se deriva el nombre de los Mixtecas: Según ella, los hijos de los dos árboles que crecían en el fondo de la cueva salieron a conquistar tierras. Mixtecatl, el más valeroso llegó a Tilantongo, armado de arco, saeta y escudo, que eran las armas ofensivas y defensivas de todos loa antiguos guerreros americanos. No encontrando en las deshabitadas extensiones quien se opusiera a su paso sino al sol, que parecía ser el único dueño de aquellas tierras, les disparó sus flechas; y como en aquellos instantes el astro se ocultaba, pensó que lo había herido de muerte y que el color sanguinolento de su luz era una prueba de haberlo vencido. Entonces se declaró Mixtecatl el dueño y señor de aquellas tierras, esta leyenda puramente fantástica, es importante porque da idea clara del espíritu guerrero de los mixtecas. Casi todos los pueblos del mundo hacen arrancar su origen de la leyenda y la tradición, los Mixtecas ocuparon toda la región que actualmente lleva su nombre y parte de la llamada costa chica y de los Estados de Puebla y Guerrero. Historia de Oaxaca de Jorge Fernando Iturribarria.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Diplomacia Juarista



Entre los módulos de su estilo de negociar, destacamos ahora ese en que incide Juárez. Creó Talleyrand esa técnica que es acierto perpetuo. Que solía negociar con los representantes de las potencias extranjeras, individualmente, evitando así las incursiones que degeneran en controversias que descomponen los arreglos. Precisamente, Juárez negoció de la misma manera con las tres naciones Europeas- España, Inglaterra y Francia-. Que vinieron a reclamar sus pretensiones financieras y que denominaban sus derechos. Juárez negoció con cada nación, no colectivamente. Y este sistema sagaz fue el determinante del éxito, galardón de la diplomacia Juarista. 

Oigamos la voz de la historia: ¡ No hay que hacerse ilusiones! México hubiera sucumbido luchando con los ejércitos unidos de Inglaterra, España y Francia. Aun en aquel momento de angustia, en que cualquier espíritu que no fuera de acero hubiera dado la bolsa para salvar la vida, Juárez no se arredró; estableció que trataría la cuestión de reclamaciones " con cada nación " por medio de sus representantes no colectivamente", y que reconocería las exigencias que fueran justas.

Juárez demuestra sus cualidades típicas serenidad y habilidad. Y entrevió en la lejanía el desenlace de aquella trama que pudo ser fatal. Una ve más, Juárez es el  zahorí de la política internacional.  En su negociación con Norteamérica habría de culminar este don casi profético de los acontecimientos, en que basaba su táctica diplomática. Juárez penetró el fondo anímico del General Prim. Volvía acatar  a quienes el destino ponía enfrente, con esa seducción y esa paciencia que en América no han tenido émulos

Juárez sabe la verdad dolorosa. Sabe que él lucha contra el destino, y que puede triunfar, pero que no lucha contra lo inexpugnable, como Felipe II. Lo inexpugnable es la expansión histórica de los Estados Unidos cuya influencia peligrosa Juárez ha de sortear con astucia y seguridad de visionario, siendo a la vez, zorro y león. Zorro para los yanquis, a quienes engaña, engaratuza, logrando lo que sirve a su causa justa sin gravar una sola pulgada de territorio nacional. León para los franceses, los primeros soldados del mundo, vencidos por los chinacos pintorescos del ejército mexicano. Psicología de Juárez de Mateo Solana.

miércoles, 3 de septiembre de 2014


PALABRAS DE LOS SEÑORES A SUS HIJAS.- TÚ HIJA MÍA, PRECIOSA COMO CUENTA DE ORO Y COMO PLUMA RICA, SALIDA DE MIS ENTRAÑAS, A QUIEN YO ENGENDRÉ Y QUE ERES MI SANGRE Y MI IMAGEN, QUE ESTÁS AQUÍ PRESENTE. OYE CON ATENCIÓN LO QUE TE QUIERO DECIR, PORQUE YA TIENES EDAD DE DISCRECIÓN: DIOS CREADOR TE HA DADO USO DE RAZON Y DE HABILIDAD PARA ENTENDER, EL CUAL ESTÁ EN TODO LUGAR Y ES CRIADOR DE TODOS: Y PUES QUE ES ASÍ QUE YA ENTENDÉIS Y TIENE USO DE RAZON PARA SABER Y ENTENDER COMO SON LAS COSAS DEL MUNDO Y QUE EN ESTE MUNDO NO HAY VERDADERO PLACER, NI VERDADERO DESCANSO, MAS ANTES HAY TRABAJOS Y CANSANCIOS EXTREMADOS, Y ABUNDANCIA DE MISERIAS Y POBREZAS. ¿HO HIJA MIA¡ , QUE ESTE MUNDO ES DE LLORAR Y DE AFLICIONES Y DE DESCONTENTOS, DONDE HAY FRIOS Y DESTEMPLANZAS DE AIRE, Y GRANDES.....obra de ber CALORES DEL SOL, QUE NOS AFLIGE, Y ES LUGAR DE HAMBRE Y DE SED. ESTO ES MUY GRAN VERDAD Y POR EXPERIENCIA LO SABEMOS.
NOTA BIEN LO QUE TE DIGO, HIJA MÍA, QUE ESTE MUNDO ES MALO Y PENOSO, DONDE NO HAY PLACERES SINO DESCONTENTOS. HAY UN REFRÁN QUE DICE: QUE NO HAY PLACER SIN QUE NO ESTÉ JUNTO CON MUCHA TRISTEZA. QUE NO HAY DESCANSO , QUE NO ESTE JUNTO CON MUCHA AFLICCIÓN.,ACA EN ESTE MUNDO. ESTE ES DICHO DE LOS ANTIGUOS QUE NOS DEJARON PARA QUE NADIE SE AFLIJA CON DEMASIADOS LLOROS Y CON DEMASIADA TRISTEZA. NUESTRO SEÑOR NOS DIO LA RISA, EL SUEÑO, EL COMER Y EL BEBER CON QUE NOS CRIAMOS Y VIVIMOS: DIO NOS TAMBIEN EL OFICIO DE LA GENERACIÓN, CON QUE NOS MUTIPLICAMOS EN EL MUNDO, TODAS ESTAS COSAS DAN CONTENTO A NUESTRA VIDA POR POCO ESPACIO: PARA QUE NOS AFLIJAMOS, CONTINUOS LLOROS Y TRISTEZAS,Y AUNQUE ESTO ES ASÍ Y ESTE ES EL ESTILO DEL MUNDO, Y ESTAN ALGUNOS PLACERES MEZCLADOS CON MUCHAS FATIGAS, , NO SE HECHA DE VER NI AUN SE TEME,  NI AUN SE LLORA PORQUE VIVIMOS EN ESTE MUNDO, , Y HAY REINOS Y SEÑORÍOS  Y DIGNIDADES Y OFICIOS DE HONRA, UNOS CERCA DE LOS SEÑORÍOS Y REINOS, OTROS CERCA DE LA MILICIA. Obra de Bernardino de Sahagun.