No has de inquietarte por la comida y la vestimenta de modo que te parezcan demasiado buenas.
A tu fondo más íntimo y a tu ánimo créales más bien el hábito de estar muy por encima de eso.
Pues, sería una intimidad flaca aquella que debería ser justificada por el vestido exterior; lo interior ha de determinar precisamente lo exterior en cuanto ello depende sólo de ti.
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