Es una ilusión de los hombres pensar que los dioses nacen y tienen forma y vestidos humanos. Si los bueyes, los caballos y los leones tuvieran manos y pudieran pintar como los hombres, pintarían a sus dioses con cuerpos y figuras análogas a los suyos, como bueyes y caballos. Los negros creen en dioses chatos y negros, los tracios en dioses de ojos azules y cabelleras rojas. Todos los fenómenos del mundo exterior, que los hombres atribuyen a la acción de los dioses, ante los que tiemblan, descansan en causas naturales. Pag. 168 Paideia.
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