domingo, 26 de mayo de 2013

Pensamientos que sanan y pensamientos que matan

 
Mi padre me dijo en una ocasión, que cuando se encuentra uno enfermo o con algún problema que pondría en peligro la salud de uno ó de algún familiar, hay que acudir al Templo Católico o de la Religión que fuere, y pedir por la salud de la persona, con verdadera devoción, es decir que no tendría efecto las palabras dichas a flor de labios, con apatía, tibieza, vacilación o pusilanimidad. Es indispensable un impulso emocional, profundo, violento e imperioso.
 
Lo anterior es congruente si consideramos que la petición mental ó verbal tiene lugar si se hace con las condiciones antes dichas, de lo contrario no surtiría efectos positivos a favor de la persona ó personas a las cuales se abogaría. Existen casos de personas que han sanado por medio de La oración en cadena, es decir, de  varias personas que sistemáticamente se imaginan al interesado en su integridad física, con el más tranquilizador aspecto  exterior, e insistir, mientras se mantiene esa imagen  en la pantalla imaginativa.Los buenos sentimientos que se experimentan respecto al sujeto , la intensidad del deseo de protegerle, son por otra parte, los elementos más esenciales de eficacia.

Al contrario el odio engendra efectos telepsíquicos precisos, una pluralidad de males puede afectarnos penosamente, lo anterior tiene lugar por una sencilla razón, todos aquellos que carezcan de carácter sufrirán necesariamente influencias avasalladoras o desventajosas y destructoras, que sería la cuestión esencial.
 
 

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