Juárez nunca fue partidario de la pompa y menos para asuntos privados. Los testigos y amigos que trataron a Juárez en Oaxaca, cuando fue patriarcal gobernador , atestiguan su conversación encantadora bajo el matiz de la voz opaca, unciosa y monacal, que imponía respeto y simpatía.
Juárez fue un hombre culto, estudioso desde niño, con una mente docta que fue incubándose en la dialéctica sutil de las verdades teológicas. gustó de los buenos libros contemporáneos que revolucionaron su ser sembrando en su alma porosa al conocimiento novedades invictas. algunos de sus discursos conmemorativos revelan, no sólo erudición, sino estilo literario y capacidad para el análisis crítico. Émulo de políticos y gobernantes que jamás lo podrán imitar.
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