sábado, 25 de febrero de 2012

"El talento es una dignidad"

Esta afirmación es cierta en todos sentidos;no hay nada que ayude más a soportar sin bajeza tiempos difíciles. Cuando un hombre conserva su talento ante un señor absoluto, cuando se atreve a bromear y a sonreír en medio del silencio y del espanto de los demás, demuestra de ese modo que no le intimida la grandeza de aquel a quien habla, y que se siente con fuerza bastante para resistirla. Es también una manera de desafiarla permanecer dueño de sí mismo en su presencia, y creo que un déspota exigente y desconfiado debe estar casi tan descontento de los que se permiten tener ingenio ante él, como de aquellos en quienes supone el valor. Existe, pues, al lado de la valentía del alma, que inspira resoluciones enérgicas, la del talento que no conviene desdeñar, porque es muchas veces la única posible. Derrotados los hombres de corazón, ocupan su turno los de talento, y prestan todavía algunos servicios cuando los demás no tienen ya poder para hacer nada. Como son hábiles y sutiles, como saben alzar vivamente la cabeza, pasadas las circunstancias que les obligaron a doblarla, se sostienen con algún honor entre las ruinas de su partido. Sus chistes, por discretos que aparezcan, son una protesta del silencio que a todos se impone, e impiden por lo menos, que después de haber perdido la libertad de obrar, se pierda también del todo la de hablar. El talento no es, por tanto, una cosa tan fútil como algunos fingen creer; tiene también su grandeza, y a veces después de una catástrofe, cuando todo está mudo, abatido desalentado, él solo sostiene la dignidad humana con peligro de perecer.
Pag.161 Cicerón y sus amigos.

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